Nuestra enhorabuena a Valentin, que ha quedado en la posición 30 (18º de su categoría) con un tiempo de 12:46:09.0 en la primera edición de los 101 Kilómetros de Ponferrada. Esta es la crónica que nos ha enviado.
por Valentin García Mota
Buenas noches, os anexo una pequeña crónica social para continuar animando la web.
Es tiempo de cambiar de zapatillas, de rutas de entreno y de tipo de carreras, así que muerte al asfalto y bienvenido sea el monte.
El viernes pasado me acerque a Ponferrada para participar en la 1ª edición de una carrera de 101km, se trata de una prueba en la que participan ciclistas de mountain bike, ciclistas que hacen un tramo a pie como un duatlón y corredores ó marchadores para el recorrido a pie.
La salida del pelotón ciclista –más de 1000 bicicletas- fue a las 10h30 con un cielo cubierto de nubes que presagiaba lo peor, media hora después a las 11h00 nos dan la salida a corredores y marchadores. La salida neutralizada nos hace recorrer Ponferrada y en cuanto se acaba el asfalto de la ciudad la policía municipal se despide deseándonos lo mejor. El grupo comienza a estirarse y el ritmo se acelera, pasan los kilómetros y llegan los primeros desniveles, subo trotando pero con prudencia que las cosas nunca son como empiezan sino como acaban. Por el km 15 comienzo a alcanzar a rezagadas del pelotón ciclista que han sufrido averías, pinchazos ó que llevan un ritmo muy lento. Se suceden unos tramos bastante embarrados dónde supero a más ciclistas atascados por los charcos. Todavía el cielo tienes claros y no llueve. Voy sumando kilómetros y la estrategia ha cambiado ahora toca subir cualquier cuesta caminando, hay que reservar pues queda mucho por delante.
Sobre el km 30 el cielo se cierra y comienza a llover, avanzo por pista y toca una de las subidas con más desnivel, por fortuna es asfalto, sigo pasando ciclistas completamente atravesados en la subida. Sobrepasado el mirador de las Médulas el siguiente objetivo es el km 60 dónde hay un avituallamiento sólido y he dejado una mochila con ropa y zapatillas. Como todos los corredores he tenido la opción de dejar ropa en ese punto intermedio, aún así he tomado la salida con mochila para poder llevar además del camel, chubasquero, mallas, camisetas, frontal, geles y sales, fundamental ser autónomo en una carrera como estas y en un día como ese, me acuerdo de algunos corredores en la salida en tirantes ó con camiseta manga corta sin ni siquiera riñonera. No tengo que recordar mucho, porque esa subida la afronto con un par de portugueses que corren con camiseta sin chubasquero ni mochila ni riñonera sólo llevan una botella de agua que se meten en el pantalón. En la bajada del mirador de las Médulas les dejo atrás, comienza a hacer frio mi chubasquero esta empapado y ellos van en manga corta. Bajada rápida en la que se me une un Asturiano que baja como una centella. Una serie de toboganes nos llevan a otra subida, le tomo ventaja en la bajada que lleva hasta el km 60 dónde está el polideportivo con el avituallamiento sólido y nuestras mochilas con material de repuesto.
Pido la mochila y entro al poli, me sorprende que algunos de los que vienen detrás de mí cogen el avituallamiento y siguen sin detenerse, ¡que prisas!, con lo que queda todavía, casi un maratón. Yo entro al poli dónde hay un montón de bicis y gente. Me cambio completamente: zapas, calcetines, pantalón, camisetas etc, esta todo empapado. Me pongo ropa limpia, cojo otro segundo frontal y la chaqueta de gore, aunque la guardo en la mochila por si la lluvia se torna en tormenta. Así que después de atizarme un par de sándwich y una lata….de limón, me pongo en marcha con el chubasquero, en total mi estancia en el poli me habrá supuesto media hora. Por delante el desnivel mayor de carrera.
Avanzo durante 10 km por pistas en buen estado en la cuesta caminando deprisa paso ciclistas que luego en el descenso me vuelven a pasar. Hacia el km 75 en un descenso me encuentro dos cruces de la vía principal sin señalizar, el camino es evidente pero dos cruces seguidos sin marca no son buena señal, me paro y espero a que lleguen unos ciclistas les pregunto si han visto alguna otra marca aparte de la última que yo ví y nadie ha visto nada raro llegan otro par de corredores y decidimos avanzar un poco más. Nos encontramos otra marca que confirma que vamos bien. Uno de los corredores es portugués y lleva buenas piernas, mejor ritmo que nosotros y nos pasa. El otro es Asturiano y decidimos afrontar el final juntos, quedan algo más de 20 km aún es de día y vemos posible llegar a ver algo de la jornada de liga.
Entramos en un barranco precioso, senda estrecha que comienza a embarrarse, el barro que habíamos sufrido por la mañana era un juego de niños por lo que estaba por llegar. Sigue lloviendo y aunque vamos con la cola del pelotón ciclista por esas sendas ya han pasado casi 1000 bicicletas lo que encontramos es un lodazal que cuando llega la pendiente se convierte en un infierno para los ciclistas. Con mi amigo asturiano en animada conversación seguimos consumiendo kilómetros, recurrimos a algún gel porque el desgaste calórico pasa factura. Cada vez que llegamos a alguna rampa fuerte tenemos que buscarnos las mañas para subir porque cada dos pasos resbalamos uno. Le ofrezco 5€ a algún ciclista por su máquina de suspensión integral y me llega a decir que si se la cojo me da los 5€ él y que me la quede para siempre si le doy mis zapas de correr, no hay trato respondo. Nos encontramos a algún corredor apajarado, primero el portugués del momento de perdida y luego otro corredor que paso el avituallamiento del 60 sin detenerse. Cada vez nos cuesta más pero todo lo que baja lo corremos y todo lo llano lo trotamos, las cuestas con el barro las pasamos como podemos.
Llega la noche y sufrimos alguna confusión con el kilometraje, nos dicen que estamos cierta distnacia pero no lo creemos el gps dice otra cosa. En la última rampa antes de iniciar el descenso hacia Ponferrada la situación de los ciclistas que allí están es dantesca, gente con la bici al hombro, algunos haciendo dos viajes para ayudar y alguna chica sentada en un lado pidiendo que le mandásemos a alguien de arriba porque no podía más. Sigue lloviendo. Por fin tocamos el asfalto de las afueras de Ponferrada, hay feria y oímos el murmullo de las atracciones, que cerveza y que pincho de chorizo nos tomábamos. Seguimos trotando, aunque ya el trote es casi como caminar. Se nos une otro corredor cuando entramos en Ponferrada a falta de 5km, nada de paseo triunfal por la ciudad, nos mandan como apestados por el cauce del rio con los muchachos haciendo botellón, aquello nos desanima y nos ponemos a caminar. Por fin pasamos la margen del rio y vamos a parar a un parque iluminado, césped y un tio corriendo, nos miramos el asturiano y yo nos ponemos en marcha, el otro no se arranca. Tres kilómetros llanos por césped que nos dejan reventados pues el tío que estaba entrenando no se nos ha despegado ni un metro, llegamos a un pequeño repecho echando el bofe, subimos caminando y por fin reconocemos el polideportivo de meta, apenas 500m de asfalto y el arco de meta. Felicitaciones, foto con colega asturiano, control de chip, abrazo y despedida 12h46 posición 30.
Continuará….
por Valentin García Mota
Buenas noches, os anexo una pequeña crónica social para continuar animando la web.
Es tiempo de cambiar de zapatillas, de rutas de entreno y de tipo de carreras, así que muerte al asfalto y bienvenido sea el monte.
El viernes pasado me acerque a Ponferrada para participar en la 1ª edición de una carrera de 101km, se trata de una prueba en la que participan ciclistas de mountain bike, ciclistas que hacen un tramo a pie como un duatlón y corredores ó marchadores para el recorrido a pie.
La salida del pelotón ciclista –más de 1000 bicicletas- fue a las 10h30 con un cielo cubierto de nubes que presagiaba lo peor, media hora después a las 11h00 nos dan la salida a corredores y marchadores. La salida neutralizada nos hace recorrer Ponferrada y en cuanto se acaba el asfalto de la ciudad la policía municipal se despide deseándonos lo mejor. El grupo comienza a estirarse y el ritmo se acelera, pasan los kilómetros y llegan los primeros desniveles, subo trotando pero con prudencia que las cosas nunca son como empiezan sino como acaban. Por el km 15 comienzo a alcanzar a rezagadas del pelotón ciclista que han sufrido averías, pinchazos ó que llevan un ritmo muy lento. Se suceden unos tramos bastante embarrados dónde supero a más ciclistas atascados por los charcos. Todavía el cielo tienes claros y no llueve. Voy sumando kilómetros y la estrategia ha cambiado ahora toca subir cualquier cuesta caminando, hay que reservar pues queda mucho por delante.
Sobre el km 30 el cielo se cierra y comienza a llover, avanzo por pista y toca una de las subidas con más desnivel, por fortuna es asfalto, sigo pasando ciclistas completamente atravesados en la subida. Sobrepasado el mirador de las Médulas el siguiente objetivo es el km 60 dónde hay un avituallamiento sólido y he dejado una mochila con ropa y zapatillas. Como todos los corredores he tenido la opción de dejar ropa en ese punto intermedio, aún así he tomado la salida con mochila para poder llevar además del camel, chubasquero, mallas, camisetas, frontal, geles y sales, fundamental ser autónomo en una carrera como estas y en un día como ese, me acuerdo de algunos corredores en la salida en tirantes ó con camiseta manga corta sin ni siquiera riñonera. No tengo que recordar mucho, porque esa subida la afronto con un par de portugueses que corren con camiseta sin chubasquero ni mochila ni riñonera sólo llevan una botella de agua que se meten en el pantalón. En la bajada del mirador de las Médulas les dejo atrás, comienza a hacer frio mi chubasquero esta empapado y ellos van en manga corta. Bajada rápida en la que se me une un Asturiano que baja como una centella. Una serie de toboganes nos llevan a otra subida, le tomo ventaja en la bajada que lleva hasta el km 60 dónde está el polideportivo con el avituallamiento sólido y nuestras mochilas con material de repuesto.
Pido la mochila y entro al poli, me sorprende que algunos de los que vienen detrás de mí cogen el avituallamiento y siguen sin detenerse, ¡que prisas!, con lo que queda todavía, casi un maratón. Yo entro al poli dónde hay un montón de bicis y gente. Me cambio completamente: zapas, calcetines, pantalón, camisetas etc, esta todo empapado. Me pongo ropa limpia, cojo otro segundo frontal y la chaqueta de gore, aunque la guardo en la mochila por si la lluvia se torna en tormenta. Así que después de atizarme un par de sándwich y una lata….de limón, me pongo en marcha con el chubasquero, en total mi estancia en el poli me habrá supuesto media hora. Por delante el desnivel mayor de carrera.
Avanzo durante 10 km por pistas en buen estado en la cuesta caminando deprisa paso ciclistas que luego en el descenso me vuelven a pasar. Hacia el km 75 en un descenso me encuentro dos cruces de la vía principal sin señalizar, el camino es evidente pero dos cruces seguidos sin marca no son buena señal, me paro y espero a que lleguen unos ciclistas les pregunto si han visto alguna otra marca aparte de la última que yo ví y nadie ha visto nada raro llegan otro par de corredores y decidimos avanzar un poco más. Nos encontramos otra marca que confirma que vamos bien. Uno de los corredores es portugués y lleva buenas piernas, mejor ritmo que nosotros y nos pasa. El otro es Asturiano y decidimos afrontar el final juntos, quedan algo más de 20 km aún es de día y vemos posible llegar a ver algo de la jornada de liga.
Entramos en un barranco precioso, senda estrecha que comienza a embarrarse, el barro que habíamos sufrido por la mañana era un juego de niños por lo que estaba por llegar. Sigue lloviendo y aunque vamos con la cola del pelotón ciclista por esas sendas ya han pasado casi 1000 bicicletas lo que encontramos es un lodazal que cuando llega la pendiente se convierte en un infierno para los ciclistas. Con mi amigo asturiano en animada conversación seguimos consumiendo kilómetros, recurrimos a algún gel porque el desgaste calórico pasa factura. Cada vez que llegamos a alguna rampa fuerte tenemos que buscarnos las mañas para subir porque cada dos pasos resbalamos uno. Le ofrezco 5€ a algún ciclista por su máquina de suspensión integral y me llega a decir que si se la cojo me da los 5€ él y que me la quede para siempre si le doy mis zapas de correr, no hay trato respondo. Nos encontramos a algún corredor apajarado, primero el portugués del momento de perdida y luego otro corredor que paso el avituallamiento del 60 sin detenerse. Cada vez nos cuesta más pero todo lo que baja lo corremos y todo lo llano lo trotamos, las cuestas con el barro las pasamos como podemos.
Llega la noche y sufrimos alguna confusión con el kilometraje, nos dicen que estamos cierta distnacia pero no lo creemos el gps dice otra cosa. En la última rampa antes de iniciar el descenso hacia Ponferrada la situación de los ciclistas que allí están es dantesca, gente con la bici al hombro, algunos haciendo dos viajes para ayudar y alguna chica sentada en un lado pidiendo que le mandásemos a alguien de arriba porque no podía más. Sigue lloviendo. Por fin tocamos el asfalto de las afueras de Ponferrada, hay feria y oímos el murmullo de las atracciones, que cerveza y que pincho de chorizo nos tomábamos. Seguimos trotando, aunque ya el trote es casi como caminar. Se nos une otro corredor cuando entramos en Ponferrada a falta de 5km, nada de paseo triunfal por la ciudad, nos mandan como apestados por el cauce del rio con los muchachos haciendo botellón, aquello nos desanima y nos ponemos a caminar. Por fin pasamos la margen del rio y vamos a parar a un parque iluminado, césped y un tio corriendo, nos miramos el asturiano y yo nos ponemos en marcha, el otro no se arranca. Tres kilómetros llanos por césped que nos dejan reventados pues el tío que estaba entrenando no se nos ha despegado ni un metro, llegamos a un pequeño repecho echando el bofe, subimos caminando y por fin reconocemos el polideportivo de meta, apenas 500m de asfalto y el arco de meta. Felicitaciones, foto con colega asturiano, control de chip, abrazo y despedida 12h46 posición 30.
Continuará….