por Valentín García Mota
Voy a ser aplicado y enviar la crónica de nuestra última incursión en la montaña ahora que es noticia y no dentro de un par de semanas que sólo sería anécdota. Vamos a ver sí conseguimos entre los bloguer-montañeros y yo mismo que se anime algún otro miembro del club en este mundillo de la montaña y los ultra trail.
Ayer domingo por la mañana nos acercamos a Cercedilla en las faldas del puerto de Navacerrada unos cuantos alcarreños, de una parte Miguel y Alberto que participaban en el Cross del Telégrafo, prueba que como dice Miguel tiene el suficiente atractivo como para darse un paseo hasta la sierra. Además Roberto y un servidor nos encontrábamos a cinco minutos de dar la salida en el control de dorsales previo a la salida del Maratón y por último tuve la oportunidad de saludar durante la carrera a otro alcarreño miembro del Club Triatlón Guadalajara, Eusebio Paradinas, que como me dijo quería conocer lo que eran las carreras de montaña y busco esta que se publicita como “posiblemente el maratón más duro del mundo”.
Viernes y sábado nos hacían presagiar un domingo muy pasado por agua, las nubes sobre Navacerrada no invitaban al optimismo y la charla técnica del día anterior había advertido ya sobre la posibilidad de recortar el recorrido si no se daban las mínimas condiciones de seguridad para los corredores. Madrugo y salgo de Guadalajara a las 6h con la bolsa del club llena de ropa, decido no complicarme la vida y meto toda la ropa de correr que tengo para ver cómo me visto cuando este en el vestuario con otros corredores. Camino de Cercedilla llegan claros desde Guadalajara, espero que vayan hacia la sierra de Madrid. Llego sobre las 7h00 a Cercedilla el maratón alpino ha celebrado ya 14 ediciones y eso se nota en su organización, un polideportivo da la suficiente infraestructura para vestuarios, duchas y masajes tras la prueba, además de permitir una buena feria de corredor de montaña y un servicio de pseudo-parque infantil para los más peques. Recojo dorsal y paseo los stand, como tengo una bolsa que pesa más de 15 kg repleta de todo tipo de artilugios y ropas de correr no necesito nada de lo que me ofrecen.
Ya en el vestuario con el dorsal preparado miro a derecha e izquierda, observo repasando mentalmente la vestimenta de la gente y por fin le pregunto al de al lado que sabe sobre la previsión meteorológica. Como parece que habrá nubes pero posiblemente sin agua con una temperatura de 0º en cima durante la mañana que comenzará a subir decido vestir de romano con pantalón corto, camiseta térmica muy fina y como soy algo cobarde renuncio a los tirantes por una de manga corta, gorra por si cae agua, guantes, buff y un pequeño cinturón con dos “biberones” más un par de geles y un chubasquero.
Paso el control de dorsales faltando 10’ y busco entre los corredores a Roberto, cuando apenas quedan 5’ me encuentro con él y vemos entre el público a Miguel y Alberto que han llegado a recoger los dorsales del Cross, salen 50’ después de nosotros. Bajo el arco nos deseamos suerte y hablamos de expectativas de carrera, a Roberto le digo que me gustaría estar sobre las 6h rebajando así el crono del año pasado pero que no quiero correr riesgos que esto es otro capítulo dentro del libro del verano 2010.
La salida nos la va a dar Mónica Aguilera con dorsal en el pecho, a la postre segunda fémina en el MAM con 5h58’ y tiene tal honor porque viene de ganar este año el Maratón des Sables, primera española que lo hace, una prueba que consiste en pasar una semanita penando por el desierto, con todo lo que necesites encima: ropa, comida, saco y todo lo necesario en la mochila que llevas a la espalda salvo el agua que te la facilita la organización. Si sólo fuese así no estaría mal, pero es que a la organización le da por encender el cronómetro cada día y decir tres, dos, uno….a correr, y así se pasan la semana quemando zapatillas por las dunas de Marruecos para completar 6 etapas 29km, 35km, 40km, 82km, 42km y 21km. Bueno por lo menos hoy darán la salida y sabemos que podremos llegar al vermut, a comer ó a los postres según el apetito de cada uno.
Por fin se da la salida y arrancamos con ganas Roberto y yo, la carrera empieza por caminos de Cercedilla en busca de la ladera boscosa que sube al puerto de Navacerrada por la parte izquierda de la carretera según se sube el puerto desde Madrid. Los dos primeros kilómetro son rápidos con algunas rampas y luego aparece camino, pista y sendero que nos llevará hasta el puerto, llego en 56’ al avituallamiento desde ahí se que en el entreno pasado hicimos 5h para completar la vuelta que me queda y luego tendría que bajar lo que acabo de subir, interesante mañana por delante. Plátanos, un par de vasos de isotónica y relleno los “biberones” de agua. La subida a Bola nos pone en contexto rápidamente esto es una carrera de montaña y cuando se sube se sube y cuando se baja se baja, y si no quieres subir subir o bajara bajar cómprate una nintendo. Llego a lo alto de Bola y las nubes están sobre nosotros no llueve y aunque la temperatura es baja es soportable sin chubasquero. Bajamos por Loma Noruego y tengo que gritar a los 5 que llevo delante que se han pasado la marca de entrada al sendero, van como locos. En la parte final de Cotos en el pinar nos encontramos a gente que nos anima, la última rampa de bajada que lleva al puerto de Cotos nos permite darnos una alegría porque toda la loma se baja con mucha tensión por las piedras. En el avituallamiento más de lo mismo, gente amable dando ánimos plátano, avellanas y acuarius.
Mi siguiente objetivo Peñalara, aunque miro a la derecha y veo que después vendrá Cabeza de Hierro y las nubes están enganchadas allí. La subida a Peñalara empieza por un bosque con algunos tramos favorables de falsos llanos que se pueden trotar, la salida del bosque nos lleva por un camino a media ladera que va ascendiendo hasta el collado de Peña Cítores y ahí ya se pone más vertical el sendero para ir a buscar la subida clásica a Peñalara, algunos corredores me pasan trotando prefiero seguir bajo de pulsaciones y caminar controlando la distancia que me ganan. Al llegar al camino clásico de subida Peñalara vemos bajar ya a los primeros, bajan alegres repartiendo ánimo. Llaneamos un poco trotando hasta las primeras rampas y luego nos queda el último desnivel para subir a Peñalara, arriba en el avituallamiento nos toman nota del dorsal y nos hacen tocar el vértice geodésico, yo grito por mi y por todos mis compañeros para hacerme amigos de los que vienen por detrás porque les he evitado así con este gesto la subida, al juez de carreras de montaña no le hace gracia y me dice que tienen que subir hasta el vértice, que poco sentido del humor.
Comienzo la bajada por la pedrera con niebla y menos de 5º, la piedra no está muy mojada y se puede correr. Voy pendiente de Roberto tengo que cruzarme con él en breve, sigo bajando por el canchal y me resulta muy raro no verle, sigo así hasta el momento en el que nos vamos hacias la pista de las zetas y hasta ese momento no le he visto, pienso que me lo he debido cruzar sin verle porque no es normal tanto retraso. La bajada desde Peñalara primero por canchal, después por un tramo de camino, luego por la pista de las zetas y por fin por un sendero muy vertical es rapidísima, me planto otra vez en el avituallamiento de Cotos con 3h06 y unos 23km, el menú es el mismo no hay salado así que plátano, avellanas y acuarius. Lo cojo rápido porque a estas altura ya estoy un poco cansado de él y sigo bebiendo y rellenando el “biberón” por la carretera de asfalto, me pongo a trotar y tras algo menos de un kilómetro nos salimos a la izquierda para buscar el camino hasta los tubos. Aprovecho el asfalto para tomarme un gel, por delante queda la subida más fuerte de la carrera, que aunque se anuncia como “posiblemente la maratón más dura del mundo” si queréis masoquismo sin crueldad buscad Canfranc Canfranc ó Zegama, si quieres crueldad no la busques en la montaña cómprate un piano y acuérdate de lo de la tapa. El siguiente tramo discurre por senda cómoda con toboganes por el bosque que se extiende bajo el parking de Valdesquí llegamos así al avituallamiento de entrada a los tubos, aquí sólo agua y ánimo por parte de los voluntarios que hacen un trabajo impagable.
Tras el avituallamiento hay que pasar un canchal y justo cuando saludo a la primera chica en carrera se me escurre la pierna derecha en una piedra que cede y se hunde hasta el fondo me sujeto con las manos y con la otra pierna y tengo la suerte que la rótula pasa a un centímetro de otra piedra y el golpe seco se lo lleva la parte alta de la tibia, “paberme matao”, que suerte tio me dice uno que me pasa. Sigo a lo mío que no es otra cosa que es piedra tras piedra durante una media hora, no me encuentro fino y pierdo alguna posición no tengo subiendo las mismas sensaciones que el año pasado y eso que el tiempo que tenemos es muchísimo más fresquito que el infierno de calor del 2009, esto debe confirmar que me va mejor el calor y que por eso utilizo hasta calcetines en Agosto en la cama. Sigo subiendo hasta el collado dónde saludo a un tipo que conocí en los 101 de Ponferrada esta como voluntario en el avituallamiento dando ánimos a todos con un entusiasmo propio del mundial, le falta una vuvuzela de esas, buen tipo y buen gesto. La organización nos evita subir el último canchal que en algunos momentos te exige usar piernas y manos y nos envía por la izquierda hasta el collado para luego subir a Cabeza de Hierro Menor por el camino clásico de Cuerda Larga. En la cima azota el viento, sigue sin llover y baja la sensación térmica por el aire, me pongo el chubasquero y bajo con cuidado Cabeza de Hierro, noto alguna contractura así que decido tomarme el segundo gel, guardo un tercero por si el señor del mazo se fija en mí, lo previsto eran dos y el menú que ofreciese la organización, este año como todos: plátano, avellanas etc., algún año tendrían que darnos alguna alegría con alguna delicatesen propia de Adria.
Desde lo alto de Cabeza de Hierro no consigo recordar el tiempo que tardamos en llegar a Navacerrada pero si recuerdo bien el recorrido, primero una bajada para luego tener que superar el desnivel hasta Valdemartin y finalmente una bajada cómoda con la última subida a Navacerrada, antes del avituallamiento a Bola un fotógrafo aficionado se entretiene tirándonos una foto a todos los corredores, luego tiene el detalle de publicarlas en web y ofrecérnosla gratuitamente, salvo esa foto, las agujetas y el huevo que tengo bajo la rótula izquierda no tengo otro recuerdo de la mañana. Tras el avituallamiento de lo alto de Bola queda la bajada por una camino roto primero, una pista de cemento luego para salirnos en busca del canchal del teleférico. Llego al puerto en 5h04 con 35km, el año pasado tenía en cada talón una ampolla como dos monedas de dos euros cada una, brutal de verdad, de cada pie sacaba una loncha de mortadela pequeñita quería guardarlas junto el dorsal pero la piel cuando se seca encoge y no quedaba muy vistoso. Este año salvo algún amago de calambre me encontraba con piernas para la bajada. Como siempre me aplico en la comida, plátano, avellana y…no, esta vez no relleno el biberón que la meta esta cerca.
Me pongo en marcha y veo posible bajar de 6h, son unos 7 kilómetros así que mal se tendría que dar, aunque decido bajar sin riesgos. La bajada me resulta más cómoda, ya no hay tantas piedras, te encuentras raíces pero resultan más fácil de evitar. Voy cogiendo ritmo y animándome, pasando así corredores, me voy animando aún más y cada vez que veo una camiseta delante de mí en el camino me esfuerzo por leerle la etiqueta delantera. Último avituallamiento algo de agua un poquito de ánimo y para abajo que deben quedar sobre 3-4km, por fin veo a un corredor de Gijón con el que he compartido muchos tramos nos separamos en la subida de los Tubos tras mi incidente con la pierna. Le echo el guante y como me ha dicho que viene de correr Zegama le pregunto de sopetón que ahora que apenas nos queda 1km que le ha parecido la carrera, me dice que le ha gustado mucho que la subida en los tubos se le ha atragantado y que piensa que Zegama es más dura. Así charlando subimos la última cuesta que da entrada al pueblo y decidimos que las dos camisetas azules de delante son de la marca Salomón.
Por fin meta en 5h44 para 42,47km y +2381m hacia arriba y otros tantos hacia abajo que son peores que los otros.
Recojo bolsa y paso a ducharme sigo atento a Roberto y no le veo, salgo de la ducha cambiado y continuo buscándole no está en el poli, ni fuera con otros corredores, ni con los fisios, ni en ninguno de los vestuarios pregunto por él hasta en el de las chicas, me dicen que no que Roberto no está que esta Ramón, les digo que a ese no le conozco. El teléfono lo he dejado en el coche así que salgo hacia él con mi bolsa de 16kg, los 15kg que traje de casa y el kg de más entre regalos, barro y sudor. No sé si por el alto consumo de azúcar durante la carrera, porque Cercedilla tiene un desarrollo urbano muy parecido ó porque soy un poco despistado me paso cuarto de hora de reloj dando vueltas por las calles de alrededor del polideportivo de Cercedilla que no es Manhatan precisamente hasta que encuentro el coche. Cojo por fin el teléfono y cuando regreso al poli para seguir buscando a Roberto recibo una llamada suya, con el estómago repleto de jugos le pregunto dónde está a la espera de que me diga el nombre del bar que ha elegido para que tomemos una cerveza y repasemos la jornada, cuando lejos de oir eso me dice que está en casa. Me cuenta que nada más empezar loma se ha torcido el tobillo y que aunque ha continuado corriendo la loma del Noruego y ha comenzado a subir hacia Peñalara cuando ha decidido darse la vuelta y regresar a Cotos porque el tobillo no le respondía bien y podía estar jugándose una lesión más grave. Prudente y sabia decisión, seguro que ya tiene una próxima carrera para quitarse ese mal sabor de boca, en cualquier caso Roberto, recupérate bien y pronto y lo mismo le deseo a Marisol que no pudo ser ayer nuestra habitual reportera fotográfica por una inoportuna gastroenteritis.
Enhorabuena también a Eusebio Paradinas del Triatlón Guadalajara que se ha marcado 5h59’ en la que creí entenderle como su primera maratón alpina, sólo le ví en un momento en carrera y luego no tuve la ocasión de saludarle.
(Más información en el blog de Roberto García)
Voy a ser aplicado y enviar la crónica de nuestra última incursión en la montaña ahora que es noticia y no dentro de un par de semanas que sólo sería anécdota. Vamos a ver sí conseguimos entre los bloguer-montañeros y yo mismo que se anime algún otro miembro del club en este mundillo de la montaña y los ultra trail.
Ayer domingo por la mañana nos acercamos a Cercedilla en las faldas del puerto de Navacerrada unos cuantos alcarreños, de una parte Miguel y Alberto que participaban en el Cross del Telégrafo, prueba que como dice Miguel tiene el suficiente atractivo como para darse un paseo hasta la sierra. Además Roberto y un servidor nos encontrábamos a cinco minutos de dar la salida en el control de dorsales previo a la salida del Maratón y por último tuve la oportunidad de saludar durante la carrera a otro alcarreño miembro del Club Triatlón Guadalajara, Eusebio Paradinas, que como me dijo quería conocer lo que eran las carreras de montaña y busco esta que se publicita como “posiblemente el maratón más duro del mundo”.
Viernes y sábado nos hacían presagiar un domingo muy pasado por agua, las nubes sobre Navacerrada no invitaban al optimismo y la charla técnica del día anterior había advertido ya sobre la posibilidad de recortar el recorrido si no se daban las mínimas condiciones de seguridad para los corredores. Madrugo y salgo de Guadalajara a las 6h con la bolsa del club llena de ropa, decido no complicarme la vida y meto toda la ropa de correr que tengo para ver cómo me visto cuando este en el vestuario con otros corredores. Camino de Cercedilla llegan claros desde Guadalajara, espero que vayan hacia la sierra de Madrid. Llego sobre las 7h00 a Cercedilla el maratón alpino ha celebrado ya 14 ediciones y eso se nota en su organización, un polideportivo da la suficiente infraestructura para vestuarios, duchas y masajes tras la prueba, además de permitir una buena feria de corredor de montaña y un servicio de pseudo-parque infantil para los más peques. Recojo dorsal y paseo los stand, como tengo una bolsa que pesa más de 15 kg repleta de todo tipo de artilugios y ropas de correr no necesito nada de lo que me ofrecen.
Ya en el vestuario con el dorsal preparado miro a derecha e izquierda, observo repasando mentalmente la vestimenta de la gente y por fin le pregunto al de al lado que sabe sobre la previsión meteorológica. Como parece que habrá nubes pero posiblemente sin agua con una temperatura de 0º en cima durante la mañana que comenzará a subir decido vestir de romano con pantalón corto, camiseta térmica muy fina y como soy algo cobarde renuncio a los tirantes por una de manga corta, gorra por si cae agua, guantes, buff y un pequeño cinturón con dos “biberones” más un par de geles y un chubasquero.
Paso el control de dorsales faltando 10’ y busco entre los corredores a Roberto, cuando apenas quedan 5’ me encuentro con él y vemos entre el público a Miguel y Alberto que han llegado a recoger los dorsales del Cross, salen 50’ después de nosotros. Bajo el arco nos deseamos suerte y hablamos de expectativas de carrera, a Roberto le digo que me gustaría estar sobre las 6h rebajando así el crono del año pasado pero que no quiero correr riesgos que esto es otro capítulo dentro del libro del verano 2010.
La salida nos la va a dar Mónica Aguilera con dorsal en el pecho, a la postre segunda fémina en el MAM con 5h58’ y tiene tal honor porque viene de ganar este año el Maratón des Sables, primera española que lo hace, una prueba que consiste en pasar una semanita penando por el desierto, con todo lo que necesites encima: ropa, comida, saco y todo lo necesario en la mochila que llevas a la espalda salvo el agua que te la facilita la organización. Si sólo fuese así no estaría mal, pero es que a la organización le da por encender el cronómetro cada día y decir tres, dos, uno….a correr, y así se pasan la semana quemando zapatillas por las dunas de Marruecos para completar 6 etapas 29km, 35km, 40km, 82km, 42km y 21km. Bueno por lo menos hoy darán la salida y sabemos que podremos llegar al vermut, a comer ó a los postres según el apetito de cada uno.
Por fin se da la salida y arrancamos con ganas Roberto y yo, la carrera empieza por caminos de Cercedilla en busca de la ladera boscosa que sube al puerto de Navacerrada por la parte izquierda de la carretera según se sube el puerto desde Madrid. Los dos primeros kilómetro son rápidos con algunas rampas y luego aparece camino, pista y sendero que nos llevará hasta el puerto, llego en 56’ al avituallamiento desde ahí se que en el entreno pasado hicimos 5h para completar la vuelta que me queda y luego tendría que bajar lo que acabo de subir, interesante mañana por delante. Plátanos, un par de vasos de isotónica y relleno los “biberones” de agua. La subida a Bola nos pone en contexto rápidamente esto es una carrera de montaña y cuando se sube se sube y cuando se baja se baja, y si no quieres subir subir o bajara bajar cómprate una nintendo. Llego a lo alto de Bola y las nubes están sobre nosotros no llueve y aunque la temperatura es baja es soportable sin chubasquero. Bajamos por Loma Noruego y tengo que gritar a los 5 que llevo delante que se han pasado la marca de entrada al sendero, van como locos. En la parte final de Cotos en el pinar nos encontramos a gente que nos anima, la última rampa de bajada que lleva al puerto de Cotos nos permite darnos una alegría porque toda la loma se baja con mucha tensión por las piedras. En el avituallamiento más de lo mismo, gente amable dando ánimos plátano, avellanas y acuarius.
Mi siguiente objetivo Peñalara, aunque miro a la derecha y veo que después vendrá Cabeza de Hierro y las nubes están enganchadas allí. La subida a Peñalara empieza por un bosque con algunos tramos favorables de falsos llanos que se pueden trotar, la salida del bosque nos lleva por un camino a media ladera que va ascendiendo hasta el collado de Peña Cítores y ahí ya se pone más vertical el sendero para ir a buscar la subida clásica a Peñalara, algunos corredores me pasan trotando prefiero seguir bajo de pulsaciones y caminar controlando la distancia que me ganan. Al llegar al camino clásico de subida Peñalara vemos bajar ya a los primeros, bajan alegres repartiendo ánimo. Llaneamos un poco trotando hasta las primeras rampas y luego nos queda el último desnivel para subir a Peñalara, arriba en el avituallamiento nos toman nota del dorsal y nos hacen tocar el vértice geodésico, yo grito por mi y por todos mis compañeros para hacerme amigos de los que vienen por detrás porque les he evitado así con este gesto la subida, al juez de carreras de montaña no le hace gracia y me dice que tienen que subir hasta el vértice, que poco sentido del humor.
Comienzo la bajada por la pedrera con niebla y menos de 5º, la piedra no está muy mojada y se puede correr. Voy pendiente de Roberto tengo que cruzarme con él en breve, sigo bajando por el canchal y me resulta muy raro no verle, sigo así hasta el momento en el que nos vamos hacias la pista de las zetas y hasta ese momento no le he visto, pienso que me lo he debido cruzar sin verle porque no es normal tanto retraso. La bajada desde Peñalara primero por canchal, después por un tramo de camino, luego por la pista de las zetas y por fin por un sendero muy vertical es rapidísima, me planto otra vez en el avituallamiento de Cotos con 3h06 y unos 23km, el menú es el mismo no hay salado así que plátano, avellanas y acuarius. Lo cojo rápido porque a estas altura ya estoy un poco cansado de él y sigo bebiendo y rellenando el “biberón” por la carretera de asfalto, me pongo a trotar y tras algo menos de un kilómetro nos salimos a la izquierda para buscar el camino hasta los tubos. Aprovecho el asfalto para tomarme un gel, por delante queda la subida más fuerte de la carrera, que aunque se anuncia como “posiblemente la maratón más dura del mundo” si queréis masoquismo sin crueldad buscad Canfranc Canfranc ó Zegama, si quieres crueldad no la busques en la montaña cómprate un piano y acuérdate de lo de la tapa. El siguiente tramo discurre por senda cómoda con toboganes por el bosque que se extiende bajo el parking de Valdesquí llegamos así al avituallamiento de entrada a los tubos, aquí sólo agua y ánimo por parte de los voluntarios que hacen un trabajo impagable.
Tras el avituallamiento hay que pasar un canchal y justo cuando saludo a la primera chica en carrera se me escurre la pierna derecha en una piedra que cede y se hunde hasta el fondo me sujeto con las manos y con la otra pierna y tengo la suerte que la rótula pasa a un centímetro de otra piedra y el golpe seco se lo lleva la parte alta de la tibia, “paberme matao”, que suerte tio me dice uno que me pasa. Sigo a lo mío que no es otra cosa que es piedra tras piedra durante una media hora, no me encuentro fino y pierdo alguna posición no tengo subiendo las mismas sensaciones que el año pasado y eso que el tiempo que tenemos es muchísimo más fresquito que el infierno de calor del 2009, esto debe confirmar que me va mejor el calor y que por eso utilizo hasta calcetines en Agosto en la cama. Sigo subiendo hasta el collado dónde saludo a un tipo que conocí en los 101 de Ponferrada esta como voluntario en el avituallamiento dando ánimos a todos con un entusiasmo propio del mundial, le falta una vuvuzela de esas, buen tipo y buen gesto. La organización nos evita subir el último canchal que en algunos momentos te exige usar piernas y manos y nos envía por la izquierda hasta el collado para luego subir a Cabeza de Hierro Menor por el camino clásico de Cuerda Larga. En la cima azota el viento, sigue sin llover y baja la sensación térmica por el aire, me pongo el chubasquero y bajo con cuidado Cabeza de Hierro, noto alguna contractura así que decido tomarme el segundo gel, guardo un tercero por si el señor del mazo se fija en mí, lo previsto eran dos y el menú que ofreciese la organización, este año como todos: plátano, avellanas etc., algún año tendrían que darnos alguna alegría con alguna delicatesen propia de Adria.
Desde lo alto de Cabeza de Hierro no consigo recordar el tiempo que tardamos en llegar a Navacerrada pero si recuerdo bien el recorrido, primero una bajada para luego tener que superar el desnivel hasta Valdemartin y finalmente una bajada cómoda con la última subida a Navacerrada, antes del avituallamiento a Bola un fotógrafo aficionado se entretiene tirándonos una foto a todos los corredores, luego tiene el detalle de publicarlas en web y ofrecérnosla gratuitamente, salvo esa foto, las agujetas y el huevo que tengo bajo la rótula izquierda no tengo otro recuerdo de la mañana. Tras el avituallamiento de lo alto de Bola queda la bajada por una camino roto primero, una pista de cemento luego para salirnos en busca del canchal del teleférico. Llego al puerto en 5h04 con 35km, el año pasado tenía en cada talón una ampolla como dos monedas de dos euros cada una, brutal de verdad, de cada pie sacaba una loncha de mortadela pequeñita quería guardarlas junto el dorsal pero la piel cuando se seca encoge y no quedaba muy vistoso. Este año salvo algún amago de calambre me encontraba con piernas para la bajada. Como siempre me aplico en la comida, plátano, avellana y…no, esta vez no relleno el biberón que la meta esta cerca.
Me pongo en marcha y veo posible bajar de 6h, son unos 7 kilómetros así que mal se tendría que dar, aunque decido bajar sin riesgos. La bajada me resulta más cómoda, ya no hay tantas piedras, te encuentras raíces pero resultan más fácil de evitar. Voy cogiendo ritmo y animándome, pasando así corredores, me voy animando aún más y cada vez que veo una camiseta delante de mí en el camino me esfuerzo por leerle la etiqueta delantera. Último avituallamiento algo de agua un poquito de ánimo y para abajo que deben quedar sobre 3-4km, por fin veo a un corredor de Gijón con el que he compartido muchos tramos nos separamos en la subida de los Tubos tras mi incidente con la pierna. Le echo el guante y como me ha dicho que viene de correr Zegama le pregunto de sopetón que ahora que apenas nos queda 1km que le ha parecido la carrera, me dice que le ha gustado mucho que la subida en los tubos se le ha atragantado y que piensa que Zegama es más dura. Así charlando subimos la última cuesta que da entrada al pueblo y decidimos que las dos camisetas azules de delante son de la marca Salomón.
Por fin meta en 5h44 para 42,47km y +2381m hacia arriba y otros tantos hacia abajo que son peores que los otros.
Recojo bolsa y paso a ducharme sigo atento a Roberto y no le veo, salgo de la ducha cambiado y continuo buscándole no está en el poli, ni fuera con otros corredores, ni con los fisios, ni en ninguno de los vestuarios pregunto por él hasta en el de las chicas, me dicen que no que Roberto no está que esta Ramón, les digo que a ese no le conozco. El teléfono lo he dejado en el coche así que salgo hacia él con mi bolsa de 16kg, los 15kg que traje de casa y el kg de más entre regalos, barro y sudor. No sé si por el alto consumo de azúcar durante la carrera, porque Cercedilla tiene un desarrollo urbano muy parecido ó porque soy un poco despistado me paso cuarto de hora de reloj dando vueltas por las calles de alrededor del polideportivo de Cercedilla que no es Manhatan precisamente hasta que encuentro el coche. Cojo por fin el teléfono y cuando regreso al poli para seguir buscando a Roberto recibo una llamada suya, con el estómago repleto de jugos le pregunto dónde está a la espera de que me diga el nombre del bar que ha elegido para que tomemos una cerveza y repasemos la jornada, cuando lejos de oir eso me dice que está en casa. Me cuenta que nada más empezar loma se ha torcido el tobillo y que aunque ha continuado corriendo la loma del Noruego y ha comenzado a subir hacia Peñalara cuando ha decidido darse la vuelta y regresar a Cotos porque el tobillo no le respondía bien y podía estar jugándose una lesión más grave. Prudente y sabia decisión, seguro que ya tiene una próxima carrera para quitarse ese mal sabor de boca, en cualquier caso Roberto, recupérate bien y pronto y lo mismo le deseo a Marisol que no pudo ser ayer nuestra habitual reportera fotográfica por una inoportuna gastroenteritis.
Enhorabuena también a Eusebio Paradinas del Triatlón Guadalajara que se ha marcado 5h59’ en la que creí entenderle como su primera maratón alpina, sólo le ví en un momento en carrera y luego no tuve la ocasión de saludarle.
(Más información en el blog de Roberto García)
